Koh Rong Samloem, la isla de la que cuesta escapar
Después de descansar en la pequeña Koh Ta Kiev del cansado viaje que llevábamos hasta ese momento, volvimos a tierra con el objetivo de llegar ese mismo día a Koh Rong Samloem, sin tener billetes de ferry ni hostal reservado, ya que en la última isla no hubo cobertura más de unos minutos en toda la estancia.
Vuelta a tierra
Volvimos en barco a Otres Beach (nos dejaron donde nos recogieron, delante del «Wish you where here», podeis verlo en el mapa.) desde Koh Ta Kiev, y una vez tocamos tierra, fuimos de nuevo dirección Otres Market buscando dónde sentarnos a tomar algo y ponernos a buscar en internet cómo llegar a Koh Rong Samloen (No a Koh Rong, la más grande de las islas de la zona) y dónde dormir.
¿Por qué fuimos a Koh Rong Samloem?
Nos decidimos por Koh Rong Samloem porque, según libros y blogueros, en la cercana Koh Rong la cosa del turismo es algo relativamente masificado, es una de «esas islas famosas como las hay en sitios como Tailandia», donde probablemente encuentres más turismo de ese que llaman de masas, con hileras de chiringuitos cada uno con su musica a toda castaña, etc (o eso me podia imaginar yo, que es de lo que trato de huir), y además «queriamos ver demasiado», ir 1 dia a una isla y un par de días a otra… hubiese sido más ajetreo del que queriamos.
De todas maneras, no penseis que al decir esto os espera un absoluto ambiente de tranquilidad como en Koh Ta Kiev, en Koh Rong Samloem hay movimiento de sobra.
Alojamiento en Koh Rong Samloem
Después de estar sentados un rato improvisando un plan, reservamos 3 dias en 2 sitios distintos: 12$ la primera noche por una habitación «privada pelada», y 40$ un bungalow para 2 noches.
De nuevo buscábamos una cama de calidad, una ducha «integrada»…. pero se puede dormir en la isla por mucho menos, en «Dorms» o hamacas.
¡ OJO AL RESERVAR ALOJAMIENTO!
En Koh Rong Samloem hay más de una bahía
Hay que ir al loro si vais a reservar en más de un sitio en Koh Rong Samloem, por que en la isla hay dos bahías (en realidad hay 3, pero la que está entre la M’Pei y la Saracen no tiene nombre), y en la mayor de ellas, la Saracen Bay, hay un par de playas, por las que desde el mar no pude ver muy bien si hay conexión a pie (sin atravesar la jungla) entre ellas, después de hacer unas cuantas paradas en las playas de la Saracen Bay, hace una parada en un club de buceo, y sigue a la M’Pei Bay, donde elegimos ir nosotros (de nuevo la mentalidad de huir del turista, la lógica nos decía que si es más pequeño, ha de haber menos gente).
¿Dónde nos alojamos exactamente?
Como dije antes, nos alojamos en 2 sitios distintos, os dejo el link a Booking ya que estos sitios van cambiando de nombre cada (relativamente) poco tiempo, ambos estaban en la M’Pei Bay:
Big Moon Bungalows y Harmony Bungalows
Dinero
En Koh Rong Samloem no hay cajeros, así que llevaros dinero de sobra desde tierra antes de ir, y comprar el billete de ida y vuelta (total, en algún momento tendréis que volver).
Comer por allí cuesta a partir de 3-5$/plato, depende de dónde queráis comer.
Cómo fuimos a Koh Rong Samloem
Una vez que ideamos un plan, cogimos un Tuk-Tuk que nos llevase de Otres Beach al muelle de Sihanoukville (7$), el camino de alguna manera se me hizo más largo que a la ida (digo yo que en el coche se va más rapido), pero como era de día tampoco me importó mucho, pude admirar el paisaje de descampados y obras de camino.
«La mano del chino»
Cuanto más nos acercábamos al muelle, más altos se hacían los edificios (o las obras), ya que los chinos están invirtiendo allí (el edificio más alto pertenece al dueño de Aliexpress, según nos dijeron) fuerte en su versión de turismo, con grandes centros comerciales «en una nave», casinos, y hoteles-rascacielos forrados en brillante mármol o cristal.
Una lastima destrozar el «skyline» de esa manera, pero bueno, lamentablemente a países como Camboya les quedan décadas hasta entender los tesoros naturales que tienen (o tenían, ya veremos el día que puedan verlo).
Ferry a Koh Rong Samloem
Una vez en Sihanoukville, fuimos a una agencia de billetes que habia justo en la esquina donde empieza la calle del muelle (pero aún antes de las tiendas y la multitud, podeis ver más o menos dónde en el mapa) y comparando con el precio-referencia del libro que llevabamos encima (25$ hasta la M’Pei Bay), incluso eran baratos (no sé hasta que punto, pero nos costaron 21$p.p. ida y vuelta, con vuelta abierta).
Muelle de Sihanoukville
Punto de partida de los ferries a Koh Rong Samloem
Llegamos al muelle y de nuevo «el shock»: la civilización estaba allí, con sus carteles de «breakfast güeno here», «free wifi», atasco de autobuses y 4×4 brillantes, el «tuk-tuk-terror»….
Nos escurrimos entre la multitud y nos sentamos en el sitio que más Khmer nos pareció, a comer y «hacer tiempo» hasta que llegase la hora del embarque.
Cuando llegó la hora, hicimos los malabares oportunos en la cola del barco, embarcamos de un salto (ojo, literal, menos mal que soy de los que no lleva chanclas cuando está «on the road») y esperamos a llegar a la isla.
Por el camino me dio por observar a la gente que iba en el barco…. Y recé por que el sitio que elegimos no fuera donde iban los que parecían que iban (y venían) de fiesta.
M’Pei Bay
Después de unas 5 paradas (En las otras bahías de Koh Rong Samloem) llegamos:
«IF YOU’RE GOING TO M’PEI BAY THAT’S YOUR STOP!! HAVE A NICE STAY».
Un muelle hecho a trozos de madera (que es a la vez el andamio de los cimientos del puente nuevo) nos recibe. En la playa se divisan extranjeros (vestidos) jugando con adultos y niños locales a una especie de juego-competición, los pasantes se paran y animan…..
Aleluya, habiamos llegado «a la playa relax» y no a las del concurso de chupitos.
Al parecer los juegos eran una especie de evento organizado por los que viven allí (extranjeros y locales casi a partes iguales) para recaudar fondos y abrir un centro médico en Koh Rong Samloem.
Ya tenian la casa, un médico que se había quedado allí a vivir…. Faltaba como siempre «lo caro», lo inhumano: los materiales.
¿Qué te espera en Koh Rong Samloem?
Los lugareños tienen sus negocios de hospedaje, y los extranjeros, que a veces también viven allí y tienen o trabajan en uno de estos negocios, trabajan allí, a veces como voluntarios (A cambio de hospedaje, comida, y unos dolares a la semana. El «volunteer job» se lleva en muchos sitios, por ejemplo la mayoría del Staff del Kactus en Koh Ta Kiev eran voluntarios, y no me extraña el motivo….)
Si os interesan este tipo de trabajos, hay algunos grupos de mochileros en facebook donde hablan de ofertas de este tipo allí donde los necesiten)
Fuimos al primer hostal a dejar las mochilas y fuimos a explorar la isla.
Aunque al final no exploramos mucho, por que al acabar «la calle principal», que es lo que viene siendo el pueblo de la M’Pei Bay, justo donde empieza la playa protegida (en el pueblo también hay una playa, con dos orillas), había un cartel bien hermoso que decía que esas tierras pertenecen al Reino de Camboya y construir ahí está prohibido (excepto amigotes…. aunque de momento los amigotes no han metido mano a la playa.
De momento los locales basan sus construcciones en madera), nos llamó la atención un canadiense desde un chiringuito-cabaña a grito de «hey guys, yo creo que sois nuevos aquí, así que no podíais saber que aquí ahora hay happy hour»…..y fuimos.
La happy hour acabaron siendo unas cuantas very happy hours, así que después de no sé cuantas cervezas tailandesas y de hablar en idiomas que ni conozco, acabé rendido en la cama (de milagro).
La noche es joven
Pero en Koh Rong Samloem se apagan todos los chiringuitos a las 00:00
Explorando Koh Rong Samloem
A la mañana siguiente, con todas las fuerzas con las que se puede amanecer despues de esa noche, salimos a desayunar para después volver y arrastrar las mochilas del hostal A, al hostal B.
En la playa del pueblo hay unos cuantos sitios en los que se puede comer más o menos de todo (por ejemplo, pizza), pero como de costumbre, nosotros tiramos casi siempre a lo local, así que nos sentamos en uno de los dos de esos que se veia que la terraza era la playa, pero el chiringuito en si, era su casa.
Una vez que repusimos fuerzas, nos fuimos en búsqueda de la playa, esta vez sí, pasando el bar-cabaña de largo.
Si Koh Ta Kiev me había encantado, Koh Rong Samloem me enamoró.
Al acabar el pueblo y cruzar el puentecito que lo delimita, nos encontramos una playa salvaje «kilométrica» (como digo, en toda esa bahía está prohibido construir), desde la que se ve el islote Koh Koun (que no está lejos, quien esté en forma y sepa de corrientes, podría llegar nadando) , y que acaba al pie de una montaña, en la que hay un camino (bueno, más de uno) que va a través de la selva a la orilla de la bahía sin nombre, al otro lado de la montaña (y de la isla).
Por desgracia al igual que en las otras playas que ya habíamos visto, el mar arrastra cada día, a cada momento, basura proviniente de las inmensidades del mar.
Me encantaría que más de uno de los que tiran sus mierdas desde el yate en el mediterráneo viese esos paraísos así…..
La verdad es que el tema «plásticos» se ha agravado en mi cabeza desde que «lo viví» en Camboya.
Por la tarde volvimos al pueblo a ver donde cenábamos y darnos un agua…. para volver a la zona donde estuvimos el día anterior, pero esta vez no nos paramos en el primer bar-cabaña, si no en el segundo, que estaba a escasos metros, era más grande, y en el momento en el que llegamos es donde había más movimiento. Llegamos a la barra y ya estaban all algunos de los que conocimos la noche anterior, así que esa noche nos quedamos allí.
A las 12 de la noche apagan la luz de ambos chiringuitos, ese es un buen momento para adentraros un poco hasta la playa «salvaje» si quereis meteros al agua y ver el plancton brillar (solo hay que agitar al agua a escasa profundidad con la mano).
La Clear Water Bay
Al dia siguiente, nos levantamos decididos a atravesar la montaña para llegar a la otra playa, y despues de echar un ojo por las tiendas de allí a ver que podiamos llevarnos para comer, salimos p’allá.
Nos habían dicho, que en algún momento al final de la playa hay un cruce donde empiezan varios caminos, en teoría habríamos de seguir primero el de la derecha, y luego el de la izquierda (o eso entendimos)….
Total, que llegando al final de la playa, se nos cruzaron dos perros salvajes que llevaban el mismo camino que nosotros….se ve que tomamos mal el desvío en el primer camino, por que esa ruta no era desde luego la que nos habían descrito, pero por suerte era el camino que usaban los perros, así que con mucha paciencia y atención «la madre» nos esperaba cada pocos metros, guiándonos a través de la selva y cruzando al otro lado casi por la cresta de la montaña, solo nos perdió de vista cuando ya quedaba poco para llegar, cuando ya no era difícil encontrar la playa , ya que además de ir montaña abajo, se podia «oír y oler» que estábamos cerca del agua.
Atrevamos la selva ….
¡Siguiendo a dos perros salvajes!
Disfrutamos el día de la playa con la compañía intermitente de los perros, que se tumbaban al lado nuestra a ratos, de hecho hubo quien nos preguntó si eran nuestros….¡ja! esos perros son más libres que tú y que yo juntos.
Cuando empezó a atardecer como que se pusieron nerviosos, sabían que hora de irse yendo y así hicimos, esta vez nos acompañaron por la otra ruta. Qué majos….
Cuando llegamos a la M’Pei Bay de nuevo, nos cruzamos con un grupito de españoles-latinos con los que rápidamente salió un tema de qué hablar en el camino de vuelta. Al llegar al pueblo quedamos con ellos en vernos después de cenar en uno de los bar-cabaña… así que ya sabéis el resto.
Todo hay que decirlo, había uno en concreto, un argentino que era el «alma del grupo», ese eslabón «perdido» (¡y además de verdad!) que tiene facilidad de enganchar a cualquiera que pase, y así fue, durante esa noche, cada vez que iba al baño, o a pedir, o simplemente se giraba a pedir fuego, aparecía con (como mínimo) alguien nuevo. Ese alma…. que donde quiera que hoy esté, esté en paz.
Esa noche oímos que un barco salía cada mañana a hacer snorkeling y pescar por los alrededores de Koh Koun (el islote), así que como no, el «eslabón nos enganchó de nuevo», y nos apuntamos todos, después fuimos al agua a volver a vivir la experiencia del plancton.
Ahora poniéndonos serios…. Al loro cuando os vayáis a meter al agua y hayáis estado bebiendo antes, aún estando en grupo, podríais no llegar a salir del agua.
Respeta y teme al mar
No olvideis la fuerza de la naturaleza, podría ser tu último baño
En principio llevábamos pensamiento de dejar la isla al día siguiente, pero al eslabón no le costó convencernos para que fuésemos con ellos en el barco a la mañana siguiente.
Snorkel y pesca en Koh Koun
Al dia siguiente reservamos por una noche más (que tuvimos la suerte de ni tener que cambiar de habitación), después fuimos a desayunar algo y al barco, a ver con detalle el mundo submarino de las cercanias, y la verdad, aunque ese no sea un punto clave del buceo de la zona, es algo que hay que ver, anémonas de colores (¡que no hay que tocar!), erizos gigantes (en comparacion con lo que conocía del Mediterraneo), peces que te observan con atención ….
Después de un par de paradas en las cercanías del islote donde investigamos el fondo marino nos alejamos un poco del arrecife salvaje e intentamos pescar, algunos con más éxito que otros.
Al volver a tierra estaban encendiendo un fuego en un barril, donde después cocinarían lo pescado, así que después de ir rápidamente a dejar las cosas y ducharnos después de tanto mar, volvimos para ya quedarnos allí hasta que volviesen a cerrar los chiringuitos, despidiéndonos de la gente ya que pensábamos irnos a la mañana siguiente.
Pero como supongo que pasa en ocasiones como ésta, al día siguiente amanecimos más bien perros, y como tampoco teníamos todavía una reserva en ningún otro sitio, fuimos a ver si era posible retrasar la vuelta unas horas (al ser la vuelta abierta debes de avisar con 24h de antelación, pero por suerte no tuvimos problema para cambiarlo.
Podría darse el caso de que no podéis cambiarlo, así que pensáis cambiar la hora o el día de la vuelta intentar no dejarlo para el último momento)
Como se suele decir, “todo lo bueno se acaba”.
Disfrutamos las últimas horas en Koh Rong Samloem sin alejarnos mucho del muelle y nos hicimos de nuevo a la mar para ponernos rumbo a Kampot-Kep.
No te asustes al volver si vais a otro puerto
Puede que al volver a tierra amarren en otro puerto no muy lejano, y os den opción de ir gratis «en furgo» hasta el muelle
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